Una invitación para conocer la historia del Galeón de Manila, su cultura y su impacto en Filipinas y en América.

domingo, 7 de junio de 2009

Alonso Ramírez (2)

Para Cintli Adriana, en su cumpleaños.
Carlos de Sigüenza y Góngora describe a través de su personaje Alonso Ramírez el famoso puerto de Acapulco en 1682:
"Está este puerto en altura de 16 grados y 40 minutos a la banda de Septentrión, y cuanto tiene de hermoso y seguro raras las naos que en él se encierran, tiene de desacomodado y penoso para los que lo habitan, que son muy pocos, así por su mal temple y esterilidad del paraje, como por falta de agua dulce, y aún del sustento, que siempre se le conduce dela comarca, y añadiéndose lo que se experimenta de calores intolerables, barrancas y precipicios por el camino, todo ello estimula a solicitar la salida del puerto".
Describe también su arribo a Manila, calificada como una ciudad donde se observa la abundancia de las islas.
"Hállase allí para el sustento y vestuario cuanto se quiere a moderado precio, debido a la solicitud con que por enriquecer a los sangleyes (chinos) lo comercian en su Parián, que es el lugar donde fuera de las murallas, con permiso de los españoles, se avecindaron. Esto, y lo hermoso y fortalecido de la ciudad, coadyuvado con la amenidad de su río y huertas, y lo demás que la hace célebre entre las colonias que tienen los europeos en el Oriente, obliga a pasar gustosos a los que en ella viven.
Alonso Ramírez comenzó entonces una nueva etapa de su vida en el puerto de Cavite, como comerciante, lo que le permitió conocer ciudades de la región, desde Madras en la India, a Malaca y Singapur, en la península malaya. Visitó Batavia, el puerto de la actual Yakarta, dominada por los holandeses, en la isla de Java, Indonesia. Así la describe:
"El concurso que allí se ve de navíos de malayos, macasares, sianes, bugifes, chinos, armenios, franceses, ingleses, dinamarcos, portugueses y castellanos, no tiene número. Hállanse en este emporio cuantos artefactos hay en la Europa, y los que en retorno de ellos le envía la Asia. Fabrícanse allí para quien quisiere comprarlas excelentes armas. Pero con decir estar allí compendiado el Universo lo digo todo".
La narración continúa, de verdad apasionante, con la captura de su barco por piratas ingleses, su larga travesía, pasando por el Cabo de Buena Esperanza en África, hasta llegar de nuevo a América. Se trata de un verdadero Robinson Crusoe de habla española. Dejo aquí el texto para invitarlos a que lean esta obra interesante y agradable, quizás la primera novela de aventuras de la Nueva España.
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Carlos Sigüenza y Góngora, Infortunios de Alonso Ramírez, Ed. Joaquín Mortiz, México 2002. Primera edición en Ronda de Clásicos Mexicanos.

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